jueves, 24 de diciembre de 2009

Tantas ideas...

¿Es posible que las insatisfechas seamos nosotras, que jamás tengamos la sensación de poder tenerlo todo?
Estoy tan confundida, ayer pensaba que mi éxito en la vida, y mi plenitud era lo que hacia que Richard fuese así conmigo, ahora veo que era mi afán por controlar la situación, veo que es lo mismo pero desde otro punto vista en el que me culpo a mi y veo lo que podía haber sido mejo si yo no hubiera sido tan controladora.
Desde el control yo podía sentirme bien, porque así nada se escapa de mi mano, todo estaba bajo mi visión de perfección que tenia formada en mi cabeza.
Ahora, veo lo mismo que ayer pero una confusión de ideas, con ideas mezcladas y circulares que no se descomponen en cosas mas pequeñas sino que todas juntas dan lugar a una situación, y me pregunto, ¿que podría haber mejorado yo?
Y aunque la respuesta ya no tiene sentido, un sentimiento de añoranza, de sentir amor, de querer creer, me hace volver a este recuerdo tan tormentoso y que no me deja en paz.
Estoy sola, luchando contra mis molinos de viento, sin entender porque no puedo avanzar más, porque me atormento con estas ideas, porque me obsesiono y me quito mi propio aire, porque no me dejo ser libre de todo y me quito todo este lastre de ideas preconcebidas y sueños que me hacen volver una y otra vez al pasado para comprenderme, justificarme y permitirme seguir soñando.
Quizá el problema sea ese, que no tengo mi propio perdón y lo busco desesperadamente en conductas ajenas o en conductas anteriores en vez de centrarme en mi misma.
Y cuando pienso así, no puedo dejar de pensar en todo aquello que me dijo Richard una y otra vez, en cada vez que me decía que me decía que me estaba engañando, que no podía ver al realidad porque sino no podría soportarla, y me da miedo que tenga razón y culparme de más y correr en sus brazos para obtener el perdón que nunca tendré de mi misma.
Al mes de dejarlo con él, le llame con el corazones n un puño, para rogarle una oportunidad… en realidad no quería volver con él, ya me había humillado bastante, pero mejor eso que afrontar que mi padre me había despreciado también, quizá en sus brazos obtenía aquello que nunca tuve de mi padre. Además, la noche anterior había estado con otro chico, y necesitaba de su perdón para no sentirme mal, porque eso habría estropeado nuestro posible romance. Fue en ese momento, con su rechazo, cuando no tuve más remedio que afrontar la realidad, cuando tuve superar mis miedos y todos rechazos que había estado sufriendo desde niña.
Había sido perfecta e invisible para que nadie me abandonara y se molestara con mi presencia, y aun siendo así y controlando la situación para que nada se me escapara del control y pudiera provocar aquello que temía, me habían abandonado los dos hombres más importantes de mi vida…
Abandonada, humillada y pidiendo a mi mundo de fantasía una oportunidad para respirar, me ahogue en mis sueños… Salí de esa realidad para seguir volando en una realidad paralela y cuando al cabo de los meses pude ver lo que no podía ver en ese momento por todo el dolor que tenía, me perdí…
Con Richard era más fácil controlar la situación y dejarle a él la responsabilidad de mi vida que asumir yo mi papel en ella, así nunca más sería culpable de mi misma, tendría alguien a quien culpar. Podría justificarme, justificando al otro por lo inmaduro que era, porque no estaba al mismo nivel que yo. Pobrecito, que no ve sus defectos y esta enfermo, yo le cuidare y lograre que sea mejor…
Pobre de mi, que a cada vez que me repetía eso, que le defendía por ser como era, que le justificaba por su infancia, por su vida o porque él era así, ponía una piedra más encima mía, lapidándome en la indiferencia de sus actos. Yo era tan consentidora y no perfecta, que cuando protestaba, se reía de mí, porque no podía creer en mis palabras, porque estaba hundida en las piedras de la vergüenza y a penas podía sacar mi cabecita.
Le acostumbre a humillarme y que no me hiciera caso, me escude en que el amor todo lo cura y algún día sería otro, y me perdí en él, le regale el destino de mi vida, porque seguía siendo la niña atemorizada, que sentía que no la querían y se encerraba en el armario a llorar…

No hay comentarios:

Publicar un comentario